Venezuela se encuentra en una encrucijada crítica en 2025, marcada por una persistente crisis económica y social, crecientes tensiones geopolíticas y un incierto panorama político. La aparente estabilidad del gobierno de Nicolás Maduro se sostiene sobre pilares cada vez más frágiles, mientras que la oposición democrática lucha por articular una alternativa de acción creíble. Este análisis explora las tendencias clave y los posibles escenarios que definirán el futuro político venezolano en el corto y mediano plazo, evaluando la probabilidad de una transición democrática y los factores que podrían catalizarla
por Benigno Alarcón Deza
El contexto electoral y las divisiones en la oposición
Las próximas elecciones regionales y parlamentarias del 25 de mayo, o cuando sea que se celebren considerando todo lo que el Consejo Nacional Electoral tiene pendiente para intentar guardar un mínimo de apariencias, si es que eso aún le preocupa, se presentan como un momento crucial en la lucha por la democracia en Venezuela, sobre todo si se intentan incluir el referéndum aprobatorio de la reforma constitucional en el mismo proceso, y más aún cuando la legitimidad de este y cualquier otro proceso estará en entredicho tras lo ocurrido en la elección presidencial del pasado 28 de julio.
Tomando prestada la acertada expresión de María Verdeal, del Movimiento al Socialismo (MAS), estos comicios, ciertamente, son «una cita a ciegas» ante la falta de claridad del Consejo Nacional Electoral (CNE) respecto a todo el proceso, incluida la auditoría del registro electoral y los constantes cambios en el calendario de postulaciones. Esta falta de transparencia termina de enterrar cualquier ápice de confianza en el sistema electoral, si es que algo queda después de la desastrosa actuación del CNE en la elección presidencial del pasado 28 de julio, incluso, entre actores políticos que se han mostrado sumisos y confían en que por portarse bien y ser cooperativos con el gobierno, les tocará algo de la piñata electoral, olvidando que, como en toda piñata, a los más pequeños les toca algo si mamá y papá los ayudan o los más grandes los dejan.
Lamentablemente, algunos actores de oposición, incluidos algunos que, como el MAS, cuestionan públicamente la actuación del CNE, lejos de unir fuerzas para capitalizar el creciente descontento popular, han decidido alinearse con la estrategia gubernamental que hasta ahora, afortunadamente, no ha podido terminar de fragmentar a una oposición que en su mayoría se ha mostrado resiliente y logró construir y mantener una alternativa unificada que continúa representando a la mayoría del país, pese a toda la ofensiva y violencia oficialista.
Esta situación, como hemos explicado en artículos previos, se asemeja a patrones observados en otros países con regímenes autoritarios, donde la división opositora es incentivada desde el gobierno por una estrategia de cooptación y clientelismo político-electoral, con la finalidad de debilitarla para facilitar la continuidad del gobierno en el poder.
La crisis económica y sus devastadores efectos sociales
La economía venezolana sigue sumida en una profunda crisis, con indicadores macroeconómicos alarmantes y un impacto devastador en la calidad de vida de la población. La reducción de la jornada laboral a tres días semanales debido a la sequía es un síntoma preocupante de la crisis energética y climática que afecta al país, evidenciando la vulnerabilidad de la infraestructura y la incapacidad del Gobierno para garantizar servicios básicos. A esto se suman las sanciones internacionales, como los aranceles del 25% recientemente impuestos por Estados Unidos a las compras de petróleo venezolano, que impactarán las exportaciones y las finanzas públicas, en un intento de Washington por presionar al gobierno venezolano para que reconozca los resultados electorales del pasado 28 de julio, y restarle recursos, utilizados para mantener la lealtad de los actores que le resultan esenciales para mantener el control del poder “por las buenas o por las malas”.
China, un socio que ha sido clave para el Gobierno de Maduro, ha anunciado la reducción de sus compras de crudo a Venezuela ante la amenaza de sanciones. Como señala Transparencia Venezuela, China prioriza su influencia comercial y geopolítica sobre los lazos económicos con Caracas, lo que pone de manifiesto la fragilidad de la alianza estratégica entre ambos países. La persistente crisis económica, si el país continúa sin un cambio político, alimentará la migración masiva que se extenderá por toda la región y más allá, si consideramos que el «Plan Vuelta a la Patria» no pasa de ser un pasaje gratis para visitar a la familia para luego salir nuevamente del país, mientras no se aborden las causas estructurales de la migración, o sea, las condiciones políticas, sociales y económicas del país.
El factor geopolítico: Esequibo, sanciones y alianzas
El conflicto territorial con Guyana por el Esequibo se ha convertido en un punto de alta tensión en la agenda regional. Las advertencias mutuas entre ambos países y el respaldo de Estados Unidos a Guyana, como fue expresado la semana pasada por el secretario de Estado norteamericano, elevan el riesgo de una escalada del conflicto que podría encontrar su desenlace en el campo militar. La retórica nacionalista del gobierno de Maduro busca movilizar apoyo interno y unificar al país y, en especial, a un sector militar que, según parece, votó mayoritariamente como el resto del país en la elección presidencial, pero también podría generar consecuencias negativas en el plano internacional, aislándonos aún más y dificultando la búsqueda de soluciones pacíficas.
La estrategia de Maduro intentará reforzar alianzas con países como Rusia, Irán y China para contrarrestar la presión occidental, consolidando un bloque que desafía el orden internacional liderado por Estados Unidos, complicando aún más la relación con el Gobierno de Trump.
Escenarios para una transición democrática en 2025
Ante este complejo panorama, ¿bajo qué escenarios podría ocurrir una transición democrática en Venezuela durante el año 2025?
- Transición negociada con garantías: Este escenario implicaría un acuerdo político entre el gobierno y la oposición, facilitado por la presión y la mediación internacional. Este escenario luce actualmente con bajas probabilidades porque para que se materialice sería necesario un cambio de ciento ochenta grados en la disposición del gobierno a reconocer el resultado electoral y ceder el poder. La presión internacional y el ofrecimiento de incentivos para la negociación, podrían ser piezas clave para avanzar hacia este escenario.
- Crisis interna y presión popular: Un deterioro aún mayor de la situación económica y social, combinado con una creciente presión popular a través de protestas y movilizaciones, podría generar una crisis interna que fuerce al gobierno a negociar una salida democrática. Este escenario requeriría una mayor capacidad de organización y movilización por parte de la oposición democrática y de la sociedad civil, así como el retorno de la fuerza armada y otros actores institucionales a una posición de neutralidad política, que es lo que corresponde constitucionalmente.
- El colapso interno de la élite gubernamental: El resultado electoral, entre otras evidencias como lo son el llamado de voceros gubernamentales a mantenerse unidos, asoman la existencia de diferencias importantes entre actores de la élite gubernamental y actores institucionales. Estás diferencias pueden agravarse por las pretensiones de concentrar más poder en la presidencia mientras se resta poder a otros actores e instituciones, como las gobernaciones y alcaldías. Estas diferencias, por lo general, no solo ocurren entre instituciones sino también a lo interno de ellas: una cosa piensa quien tiene la dirección y otra quienes están en los niveles medios y operativos de la pirámide de cada institución.
Para que una transición democrática se produzca en Venezuela, se requiere una combinación de factores internos y externos:
- Unidad y cohesión opositora: Sincerar la posición entre quienes luchan por un cambio político y quienes prefieren acomodarse bajo el tutelaje del régimen para, a partir de allí, superar las divisiones internas y construir una coalición amplia y honestamente cohesionada, lo que resulta fundamental para presentar una alternativa creíble con capacidad para gobernar y consolidar una transición.
- Presión social y movilización ciudadana: La presión desde abajo, a través de protestas y movilizaciones pacíficas, puede generar un costo político para el Gobierno, sincerar las diferencias inter e intrainstitucionales y forzarlo a negociar.
- Presión internacional coordinada: La presión diplomática y económica multilateral y el apoyo a la sociedad civil, pueden contribuir a aislar al régimen y promover una transición democrática.
- Garantías de seguridad y justicia: Para que una transición sea sostenible, es necesario garantizar la seguridad y la justicia para todos los actores políticos, incluyendo a los miembros del gobierno saliente y a las fuerzas armadas. Un gobierno de transición que no actúe con justicia no representa un cambio democrático sino la continuidad de lo mismo con otros actores.
Conclusión
Venezuela se encuentra atrapada en un laberinto de crisis y tensiones que dificultan una salida democrática, aunque hoy las probabilidades de lograr una transición democrática y su consolidación, son mayores a las que ha habido en cualquier otro momento durante los últimos veinticinco años. Para superar este desafío, se requiere un esfuerzo conjunto de todos los actores políticos y sociales, tanto a nivel nacional como internacional, para concretar un cambio político y construir un futuro de paz, justicia y prosperidad. La comunidad internacional debe redoblar sus esfuerzos para promover una solución que debería ser negociada, pero que puede sorprendernos por otras vías, como ha sucedido en muchos casos de transición política cuando hay una baja disposición del gobierno a negociar. Una transición democrática es el único camino para garantizar la estabilidad política, social y económica, así como el bienestar del pueblo venezolano, lo que a su vez contribuirá a la reducción de la diáspora y la seguridad de la región.
Comentarios